Miradas que enamoran el corazón del público
- Victor
- 11 mar 2022
- 4 Min. de lectura
Los ojos son el espejo del alma por la sencilla razón que no mirar a los ojos de los oyentes (...) no se llegará al “alma”

La mirada juega un rol importante en el acto de comunicación porque contribuye a forjar el vínculo de confianza y empatía entre los interlocutores. Pero, ¿Cuándo se está hablando en público; la mirada juega el mismo rol importante?. ¡Claro que sí!, porque es un excelente medio de conexión entre el orador y la audiencia, y aunque parezca falsa afirmación, el espectador (oyente) experimenta una satisfacción cuando el que habla (orador) le dirige la mirada.
La mirada conquista.
Más allá del tema y el estilo de la intervención, el público asistente a una conferencia, está ahí para ser conquistado y el orador debe sacar de la mente aquellos pensamientos y sensaciones que le dictan que los oyentes son sujetos intimidantes.
Nada más alejado de la realidad. Están allí porque consideran que la disertación tiene elementos de su interés y de utilidad; por lo tanto, están predispuestos a ser conquistado para satisfacer inquietudes e intereses con respecto al tema central de la oratoria.
El concepto general de la mirada del orador debe ser aquella que abarque la “totalidad” de los oyentes, mediante posturas abiertas, agradables, optimistas y sonriente; es decir transmitir empatía, sencillez y sapiencia en el tema de la oratoria.
Ahora bien, el espacio físico donde se desarrolle la intervención condiciona. Cuando el ambiente es pequeño y con pocos oyentes, mover la vista y mirar a cada uno de ellos y poner en práctica el mirar a cada uno a los ojos es sencillo y fácil. Pero, ¿Qué hacer cuando estamos en una testera, escenario y los oyentes son muchos?. Esto, a simple razonamiento parece complicado, pero no lo. Existen técnicas que facilitan tener esa mirada que conquiste, que enamore.
Entre las técnicas, el orador cuenta con los patrones que puede poner en práctica. La literatura de la oratoria viene trabajando 3 patrones: Patrón M, Patrón W y Patrón Z. Estos consisten recorrer la sala del auditorio como si estuviéramos dibujando dichas letras con la mirada, pero con la siguiente consigna “los ojos son el espejo del alma” por la sencilla razón que no mirar a los ojos de los oyentes (mirar el cuadrante, que se tratará posteriormente) no se llegará al “alma”, y ello es fundamental para crear un ambiente de confianza, de empatía; donde la mirada del orador -junto a sus palabras- despertará las emociones que permitirán comunicar experiencias, conocimientos e idea clave de la intervención.
Los patrones…
Para trazar un patrón lo primero es buscar el punto de inicio y de allí comenzar a dibujar la letra correspondiente a cada patrón.
Verbigracia, aplicar el Patrón M consiste en establecer el punto de inicio, el cual es el sector inferior derecho del auditorio y de forma paulatina la mirada se traslada hasta el margen superior derecho para luego encaminarla -de forma oblicua- al centro del auditorio, y de allí dirigirla al margen superior izquierdo y finalmente, llevarla al margen inferior derecho del auditorio. Si comienzas con el Patrón Z, tu partida estará en la parte superior derecha del auditorio y de allí recorrerás en Z el auditorio. Igual punto de partida para el Patrón W. De acuerdo a la comodidad y necesidad, se puede optar por uno o combinar cualquiera de los patrones.
Algunos tip’s para trabajar e intercalar con los patrones...
El primer contacto visual es directo.
Se produce cuando se entra a la sala o se es presentado por el moderador. Ese instante es dónde entra la primera carta mostrándose cortés con una sonrisa limpia y sincera (no se debe exagerar) procurando tener una mirada panorámica hacia el auditorio la cual consiste en dividir el auditorio en tercios. El primer tercio es el más alejado y debes comenzar desde el extremo derecho del auditorio hacia la izquierda hasta llegar al final y bajando al tercio central, recorriéndolo en sentido inverso. El tercio final está reservado para interactuar directamente con algunos de los oyentes; para luego comenzar con la disertación marcando una pausa entre este contacto visual panorámico y el comienzo de la disertación con un silencio breve.
El contacto visual.
Realizar el contacto visual en ambientes grandes y con gran audiencia de publico se requiere “acercar” a los oyentes para sortear la distancia física. Para ello, existe el "Artilugio del Cuadrante", el cual consiste en dirigir la miranda al cuadrante que forman los ojos y la boca de los oyentes cuando se ejecutan los patrones. Ese es el punto a mirar.
Los silencios (pausas) llevan una cordial mirada.
Sabemos que en oratoria se deben controlar las pausas estratégicamente de acuerdo a los ejes centrales de la exposición. Cuando se termina con un concepto clave, viene la pausa que debe apoyarse con una mirada dirigida a un sector lateral de la sala e ir hacia el centro del auditorio acompañado de una actitud distendida y cordial.
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