Ejercicios prácticos para hablar en público (orador de oradores)
- Victor
- 12 abr 2021
- 3 Min. de lectura
La práctica hace al monje y es momento de comenzar.

Respiración…
Fortalece el diafragma para que no falte el aire. Ello evita que el orador se sienta y vea fatigado en el momento de su intervención.
Para ello hay que:
· Mantener una postura recta (espalda derecha, pecho un poco alto y hombros relajados hacia atrás) tanto si está sentado o parado.
· Expulsa (exhala) todo el aire lentamente de los pulmones para inmediatamente llenarlos asegurando que el abdomen comience a ‘inflarse’ por arriba del ombligo y las costillas inferiores se expanden.
· Repetir 5 series: inhala contando tres mentalmente, retiene contando tres mentalmente y exhala contando tres mentalmente en un mínimo de 5 series.
Vocalización…
Para subir y bajar de tono fácilmente mientras hablas sin sobrecargar la garganta.
· Tomar aire y con un tono constante pronuncia en este orden las vocales U – O – A – E – I. Comienza con tonos bajos y vas paulatinamente subiendo a tonos más agudos deteniéndote cuando sientas incomodidad (no hay que sobrecargar la garganta).
· Repetir 5 series.
Dicción...
El ejercicio consiste tener agilizar lengua y labios para tener claridad sonora articulando los sonidos ´limpios’ en el acto.
· Leer en voz alta trabalenguas en series de 6 repeticiones intercalando las series con un lápiz en la boca sujeto por debajo de la lengua.
· Exagera los movimientos de boca, labios y lengua en las series que no se sujete el lápiz.
Imaginar…
Este ejercicio consiste en sentir las “emociones positivas” que se genera al imaginarse una situación confortable. Esas emociones alimentan la seguridad en uno mismo, por ende, los temores son controlados.
Horas previas a la disertación, el orador debe:
· Buscar un ambiente dónde se sienta cómodo y relajado.
· Cerrar los ojos e imaginarse sonriendo y desplazándote satisfactoriamente por el escenario.
· Visualizarse exponiendo las ideas ante el público.
Hábito de leer y escribir…
Son los nutrientes por excelencia de la oratoria. La mente se enriquece con ideas propias (imaginación), ideas ajenas (de otros) y con conocimiento que ordena y ejecuta la acción. Este hábito consiste en:
· Establecer una rutina de lectura diaria entre 15 a 20 minutos.
· Escribir la idea central, secundarias y periféricas de lo leído.
· Volcar en papel un mapa conceptual la idea principal, secundarias y periféricas mediante pequeñas oraciones y palabras claves.
Bono extra 1: Desafío 7 días. Busca un tema que te apasiona, y cada día realiza la lectura diaria sin escribir la idea principal y las secundarias. El séptimo día, escribe un pequeño ensayo de lo leído en los 6 días anteriores. Este ejercicio es para recrear y agilizar la memoria.
Improvisar…
Es el ejercicio adecuado para desarrollar la agilidad mental que se requiere al momento de la oratoria.
Llegó el momento de sacar todo. Tienes incorporado el acto de la lectura, de la escritura de ideas centrales y secundarias, y ejercitada la memoria, entonces, llegó la acción de improvisar un pequeño discurso frente al espejo o un grupo pequeño de personas, teniendo a mano las ideas centrales.
Bono extra2: Hoy la tecnología está más accesible, en consecuencia, hoy puedes grabar tus improvisaciones para mejorar tus intervenciones fortaleciendo los aciertos y corrigiendo los detalles. La observación permite mejorar la técnica en la práctica de la oratoria e incorporar mayor confianza en ti mismo.
La constancia es la clave para obtener la materialización de los sueños, y que el fracaso no es la excusa para dejar lo emprendido sino es la oportunidad de corregir los errores, ejercitarse constantemente y aplicar una disciplina responsable.
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