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El Club de Piratas Resentidos y el silencio de los silentes

  • Foto del escritor: Victor
    Victor
  • 25 nov 2021
  • 4 Min. de lectura
la verdad a través de los ojos de un niño es
absoluta y destruye lo que es contrario a lo obvio.


Se puede tener todo el derecho a sentirte enojado, decepcionado, indignado y tantos otros ‘ado’, lo que no se puede es tener el derecho a una mala canalización de esos estados porque provoca daño para sí y para terceros.


El resentimiento sale a luz cuando hay una decepción o un agravio; se apodera de la persona y se alimenta de pensamientos quiméricos que corroe la autoestima y lleva a quien lo padece al nivel de sentirse víctima constante [perpetua] impidiéndose [limitándose] ser parte de la solución. El resentido no asume que hay otras maneras de dar vuelta la página y retomar el camino de la responsabilidad y la liberación.



Cuando el resentimiento es más fuerte aparece eso de culpar a los demás de los propios fracasos. El resentido no se adjudica las consecuencias de sus propios actos, es decir, “la responsabilidad de nuestras propias experiencias", como dice Louise Hay[i]. Y ello deriva a que el hombre resentido se transforme en un velero a la deriva.


Pero, ¿quién es el otro, ese a quién se le carga la culpa?. El otro es el silente[ii], ese ser silencioso que poco o nada dice, sino que se preocupa por andar, buscar, crear, emprender y hacer. Es el que se reconoce como persona con coraje y temores, pero siempre con una meta: ser libre, soberano y responsable de las consecuencias de sus actos.


En la sociedad, hay un grupo que saca provecho de ello. El Club de Piratas Resentidos, mercaderes del resentimiento con altos rendimiento lucrativo, pues venden membresía falsa a quienes sienten que la culpa es del otro, que están así por responsabilidad del otro que acapara todas las oportunidades para ser mejores.


El Club, que entiende la lógica del resentido y del silente, se presentan como el mesías configurando un relato basado en la doctrina de juzgar a aquellos que viven una vida afortunada en libertad de sentimientos y de espíritu emprendedor autónomo. Esa doctrina tiene por finalidad estigmatizar al ser silente, bajo una creencia falsa: ellos no sufren, ni han sufrido.


En la medida que crecen las membresías falsas del Club, la estigmatización cobra mayor fuerza y el hombre silente va por el mundo cargando la falsa obligación de aclarar (explicar) cada paso que dio, da y dará para llegar a tener libertad de espíritu y goce de los bienes que supo conseguir por esfuerzo propio, asumiendo los pro y los contra de su estado espiritual, intelectual y material – económico que no lo ubica (como si lo hace creer el Club de Piratas Resentidos) en el extremo derecho del arco ideológico. Ellos son libre-pensantes y emprendedores con virtudes y defectos con bienes honestamente ganado, y ello genera en los miembros permanentes del Club, una envidia transformada en resentimiento que popularizan en un acto de exorcismo del silente mediante la pregunta retórica de iniciación al Club: ¿esos que tú ves… esos afortunados, agraciados, favoritos; tienen la culpa de ello?, y ante la desesperación del iniciado de no querer aceptar las responsabilidades de sus propios actos, proclama un contundente… ¡Sí!.


Ese juego retórico hace que las desigualdades estén aún más latentes y los silentes sean declarados tácitamente culpable. El discurso del Club, hora a hora, manifiesta hasta el hartazgo la dicotomía y brecha desigual entre pobres y ricos, pero mostrando un relato de culpabilidad a los del medio de esos extremos (esos que no son pobres ni ricos) como los socios de los ricos y en contra de los pobres. Ese discurso utiliza un método que está basado en el sentimiento, la redención y lo épico que licuan el argumento de asumir las consecuencias de los propios actos y depositan en los seres libres la responsabilidad de sus fracasos.


Los procesos de adoctrinamiento promueven la compra de membresías falsas, las cuales sujetan con mayor fuerza el velo del resentimiento y ciegan a gran parte de la población que no ve -o no quiere ver- como los Socios Fundadores del Club de Pirata Resentidos usufructúan las mieles espirituales, intelectuales y económicas que supieron conseguir los silentes, los del centro.


Los grandes pagadores de esos bacanales son los auto invisibles de los del centro, que

generan su propio destino, su familia, su bienestar… esos que se esfuerzan en calificar y perfeccionar sus habilidades manuales, técnicas e intelectuales, los que despiertan antes del amanecer para generar riquezas, en definitiva… son los que sostienen con su fuerza emprendedora y la carga impositiva los caprichos del Club. De ese Club que solo brinda más y más consignas de ‘no responsabilidad’ para exacerbar el resentimiento y con ello, seguir adoctrinando en que la culpa la tiene el otro, siempre el otro.


El día que el resentido pueda desmenuzar el discurso del Club, ese será el día de su suicidio, porque entenderá que ‘pertenecer tiene sus privilegios’, el privilegio de saber que su membresía es tan falsa como la promesa de sacarlos de su pobreza. Momento previo a su suicidio, comprenderá que pasó de ser pobre a esclavo del Club cuando vea que el resentimiento exacerbado le está devorando el último bastión de libertad, de libre pensante.


¿Y qué del silente?... es el único que tiene chances si mantiene la firme voluntad de continuar forjando su destino como ser autónomo, emprendedor, libre y responsable de sus actos, pero no desde la penumbra sino mostrándose, haciendo valer sus aportes a los extremos y por, sobre todo, cortar todo lazo de mantenimiento al Club de Piratas Resentidos.


Los silentes, los sigilosos, los silenciosos… son los únicos que pueden gritar “el Rey está desnudo”, como en el cuento danés[iii] donde se enseña que lo único que hace libre es la verdad, la verdad desnuda. Una vez que alguien se atreve a pronunciar la verdad se dejará de sentir temor, dejarán de ser silencios y de esgrimir defensas innecesarias para justificar que no son de derechas ni de izquierdas, ni ultra de un bando o del otro… Gritaran que solo son seres libres, pensante, emprendedores y dueño de su propio destino y de su verdad…




[i] Louise Lynn Hay fue una escritora y oradora estadounidense, considerada una de las figuras más representativas del movimiento del Nuevo Pensamiento y una precursora de los libros de autoayuda. Citado en Artículo “Resentimiento, una emoción que intoxica: El rencor se vuelve obsesivo y apaga la autoestima”. Revista Veintitrés (2019). [ii] Silencioso, tranquilo, sosegado. [iii] El traje nuevo del emperador (también conocido como El rey desnudo) es un cuento escrito por Hans Christian Andersen y publicado en 1837.


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