El lápiz de la identidad: Tendencias globales y emprendedores.
- Victor
- 15 sept
- 4 Min. de lectura
Los grandes hablan de modas y tecnologías; los pequeños deben hablar de identidad. Las tendencias son pascanas del azar en el camino del emprendimiento, pero quién traza el mapa es el emprendedor con el lápiz de la identidad.

Tendencias que guían, identidades que diferencian.
Tú y tu emprendimiento hoy se encuentran dentro de una corriente altamente cambiante: las llamadas “tendencias” que marcan las grandes empresas y corporaciones.
Ellas, desde su posición privilegiada y con fuerte exposición en el mercado, dictan lo que supuestamente está de moda: un posicionamiento, un tipo de servicio, un color, un aroma, un estilo de bienestar, y más… todo lo hacen con viejas y nuevas estrategias de comunicación social en sintonía con los avances de las nuevas tecnologías, especialmente digitales (redes sociales), mediatizados por una legión de influenciadores que elevan sus marcas a un nivel exponencial de visibilidad.
Además, cuentan con recursos casi inagotables para afrontar desafíos diferenciadores en el mercado. Ese es su terreno de juego, y parece inalcanzable. Mientras tanto, tú, como emprendedor, tropiezas con las carencias naturales de quien recién comienza: falta de capital, equipos reducidos, tiempos ajustados.
Entonces, ¿qué queda?... Queda comprender que esas tendencias globales no son exclusivas de los grandes. También están ahí para ti. Lo que hace la diferencia es que, aunque tus recursos sean limitados, tienes un valor esencial que ellos ya no poseen en estado puro: la identidad que te hace único. Ese es tu punto de partida. Esa es tu brújula interior.
Ahora es momento de trasladar esas tendencias al terreno emprendedor.
Eje 1 – Identidad sobre imagen
Antes que la moda/tendencia, el emprendedor debe cimentar su narrativa en su identidad.Identidad no es lo mismo que imagen.
La identidad es lo que nos constituye: principios, valores, misión y visión. Es lo que somos hoy, fruto de un recorrido que nos proyecta hacia lo que queremos ser mañana. Ese devenir construye identidad.
La imagen, en cambio, es la representación externa. Debe reflejar lo más fielmente posible la identidad. Por eso el primer paso es siempre el diagnóstico: revisar los cuatro componentes de la identidad del emprendimiento y, a partir de allí, diseñar la imagen y la narrativa. Si la imagen no se sostiene en la identidad, no hay coherencia, y sin coherencia no hay reputación que dure.
Eje 2 – Comunicación interna y externa: dos caras de una misma moneda
Las grandes corporaciones ya resolvieron hace tiempo este equilibrio entre comunicación interna y externa. Por eso lo omiten en sus discursos sobre tendencias.
Pero para un emprendimiento estas son la base e inseparables. La comunicación interna alimenta a la externa, y la externa retroalimenta a la interna. Juntas tejen la red comunicacional del proyecto, una red que debe sostenerse en la identidad y en una narrativa coherente y positiva.
Eje 3 – Contenido consciente
Hoy las tendencias corporativas apuntan a mensajes breves, claros y diferenciados.
¿Por qué?. Porque el consumidor vive bajo dos presiones: la escasa concentración —es decir, son dispersos porque así el mercado construye al consumidor— y la sobrecarga informativa mediante estímulos audiovisuales que invade y satura cada pantalla.
El reto, entonces, es apostar por el contenido consciente: mensajes sencillos, creativos, con impacto emocional y sentido de bienestar digital. El emprendedor debe aprender a decir mucho con poco, pero sin perder autenticidad ni profundidad de su identidad. El reto está en que tu voz no es genérica: tu voz está nutrida de tu identidad.
Eje 4 – Inteligencia Artificial accesible
La IA ya no es un lujo exclusivo de los gigantes. Existen herramientas gratuitas o de bajo costo que permiten análisis básicos, personalización de mensajes y optimización de tareas.
El emprendedor debe convertirse en un administrador de IA: elegir qué herramienta sirve, adaptarla, nutrirla con datos propios del emprendimiento para que ella trabaje por el emprendimiento. Ahora, algo no se puede ni debe escaparse: una IA no soluciona nada por sí sola; solo direcciona posibles caminos. Quien toma la decisión consultando a la brújula para saber dónde está tu norte sigue siendo tu identidad, no el algoritmo.
Eje 5 – Microinfluencers oblicuos
Mientras los grandes contratan atletas o celebridades, tú solo tienes que detectar a tus clientes satisfechos. Ellos son tus embajadores naturales y ‘oblicuos’, porque no los mandas a hablar de tu emprendimiento, sino que hablan desde su experiencia con tus productos y/o servicios.
Con tus microinfluencers oblicuos no necesitas contrato: necesitan humanización, confianza, atención y cuidado. Ellos transmiten tus valores porque los vivieron en primera persona. Ese es el poder del microinfluencer oblicuo y natural: ser genuino, cercano, alineado con la identidad.
Eje 6 – Comunicación narrativa emprendedora
Las grandes tendencias no solo marcan estilos de mercado: marcan la relación estratégica entre corporaciones y agencias de comunicación. Estas dejaron de ser simples proveedoras de servicios para convertirse en constructoras de narrativas.
El emprendedor debe comprender esta lógica y hoy contar con un agente de comunicación dejó de verse como un coste: es una inversión estratégica. No provee solo un servicio (que en parte lo es), sino que pasa a ser un actor estratégico por su rol de “informador/proyector/constructor” de narrativas que anticipan, diseñan y acompañan tu emprendimiento con los públicos interno y externo en diálogo.
Recuerda que la comunicación no es un gasto, es un socio estratégico, pues ella es la hacedora de una buena narrativa que no solo vende, sino que construye reputación, responsabilidad social, sostenibilidad y cultura compartida.
Entonces, recuerda como emprendedor:
Lee las grandes tendencias globales, sí, pero aplícalas siempre desde tu identidad.
Afronta limitaciones y obstáculos con lo que nadie puede copiarte ni compararte y menos aún comprarte: tu identidad.
Haz de esa identidad tu elemento único y diferenciador, tu fuerza, tu punto de partida y también tu punto de llegada.
Por Victor Olivares
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