La apuesta (Del cuento a las lecciones [#8]
- Victor
- 19 may 2021
- 4 Min. de lectura
Una Señora avanzada edad fue al día al Banco Nacional llevando un bolso lleno de dinero. No quiso ser atendida por ningún empleado. Ella quería solamente ser atendida por el joven y apuesto presidente del Banco. Después de mucho discutir, la llevaron ante el presidente del Banco, tal vez por aquella frase célebre de que “el cliente siempre tiene razón.
Ya en la oficina del joven y apuesto presidente del Banco, Ella le dijo que quería realizar un depósito y abrió su bolso marrón y dejó caer sobre la mesa 250 mil dólares. El banquero sentía enorme curiosidad por saber de dónde había sacado tanto dinero, y le preguntó:
- Señora, me sorprende que lleve tanto dinero encima. ¿De dónde lo ha sacado?
- Hago apuesta -respondió tranquilamente la Señora.
- ¡Apuestas!... ¿Qué clase de apuestas? -preguntó el banquero.
- La Señora de avanzada edad lo miró, sonrió y le respondió: Bueno, por ejemplo: ¡le apuesto a usted 25.000 dólares a que sus pelotas son cuadradas!
- El joven banquero comenzó a reírse a lo loco y entre carcajadas le dijo: Eso es estúpido Señora esa apuesta. Usted, jamás puede ganar una apuesta de este tipo.
- La Señora de avanzada edad, lo miró fijamente y desafiante le increpó: ¡sí está seguro de ganar… apueste… apueste!
El joven banquero ya no podía sostenerse sentado de la risa y pensando cuán fácil ganaría dinero y aceptó. La Señora de avanzada edad solamente puso una condición porque había mucho dinero en juego y que para oficializar la apuesta vendría el notario el día de mañana a las 10 horas para que sea el testigo de la apuesta. El joven banquero accedió a la petición porque la consideró razonable y mejor aún si existieran testigos de la apuesta.
Aquella noche, el joven Banquero estaba muy nervioso y paso largo tiempo mirándose sus pelotas en el espejo. Se hizo un riguroso examen y quedó absolutamente convencido de que sus pelotas no eran cuadradas y que ganaría la apuesta, y así pudo descansar esa noche.
A la mañana siguiente, a las 10 en punto, la Señora de avanzada edad apareció con su notario en la oficina del presidente del Banco. El Notario hizo las oportunas presentaciones y repitió la apuesta: "25.000 dólares a que las pelotas del presidente son cuadradas". Ambos aceptaron la apuesta y la Señora de avanzada edad, le pidió que se bajara los pantalones para que todos lo pudieran ver cómo eran las pelotas del banquero
El joven banquero se baja los pantalanes y la Señora de avanzada edad se acercó y miró sus pelotas detenidamente y le pregunto si las podía tocar para constatar si realmente las pelotas del joven banquero y presidente del Banco Nacional eran o no cuadradas. El Banquero pensó que como era mucho dinero en juego, bien vale tener todos los recaudos para constatar la apuesta y acepta que la Señora de avanzada edad toque sus pelotas.
En ese mismo instante en que la Señora de avanzada edad comenzaba a tocar las pelotas del presidente del Banco Nacional, el Notario comenzó a golpearse la cabeza contra la pared una y otra vez gritando: ¡No puede ser!... ¡No puede ser!
El joven banquero y presidente del Banco Nacional asombrado le preguntó a la Señora de avanzada edad:
- ¿Qué le pasa a su notario?
La Señora de avanzada edad muy sonriente le respondió:
- Es que le gané la apuesta. A él le aposte 100.000 dólares a que hoy, a las 10 horas, tendría las pelotas del joven presidente del Banco Nacional en mis manos.
Y la Señora de avanzada edad continuó:
- Ahora son 325 mil dólares que quiero depositar en la caja de ahorro. Puede Señor presidente del Banco Nacional realizar los trámites, por favor.
OCTAVA LECCIÓN: Para asegurarnos el triunfo hay que invertir.
La idea de inversión exige inteligencia, audacia, tiempo, paciencia y una visión a futuro clara. Allí radica la fuerza del emprendedor: en donde todos ven un gasto el visualiza una inversión porque considera que esa acción es un capital que hay que rentabilizar aplicando inteligencia, audacia, paciencia y tiempo. El emprendedor ‘apuesta a futuro’ en pos de un beneficio. En cambio, si se optara por gasto, la acción se transforma rápidamente en pasiva, y por consiguiente no genera un beneficio a futuro, no existe ese retorno para engrosar el capital personal, social o económico.
La comunicación es una inversión.
Así hay que mirar a la comunicación de la organización pues ella es un capital intangible de la organización que hay que rentabilizar. Aquel que comprende que la gestión integral de comunicación atraviesa transversalmente a todas las áreas de la organización y las conecta creando diálogo entre los públicos internos entre sí y estos con el afuera, tendrá a mediano y largo plazo beneficios positivos en el posicionamiento y la reputación de la organización.
[Nota: esta historia / relato / cuento me llegó gracias a esas cadenas por correo electrónico. Lamentablemente no puedo mencionar al autor, porque no lo dice. Tampoco se sí un cuento o un relato de la vida misma… No lo sé; lo que sí sé (es mi criterio, claro está) es el de su carácter ilustrativo para resaltar uno de los conceptos básicos de comunicación interpersonal y corporativa: Una gestión adecuada será aquella comunicación que esté en sintonía con acciones del ser, para que no solo sea ser y también parecer.]
(Extracto video de Recital de Romeo Santos. Año 2014)
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