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La mentira del DT [y la acción del ciudadano periodista]

  • Foto del escritor: Victor
    Victor
  • 9 nov 2022
  • 5 Min. de lectura

"Ese ciudadano periodista que comprendió que la democracia no sólo es elegir a quienes ejercerán el poder por un tiempo determinado, sino que vislumbró el valor e importancia de la información en los procesos de construcción de ciudadanía activa y sus consecuencias en los asuntos públicos"


Propuesta 31 - Artículo #28 (noviembre 2022)

Por Victor Olivares


Los ánimos de reclamo de mayor seriedad en el tratamiento de los asuntos públicos y de cara a la ciudadanía se mantienen intactos. La desconfianza al espectro político devenido en autoridad está en aumento. Los que ayer eran considerados los grandes estrategas del cambio, hoy son ‘ídolos con pie de barro’. La crisis del relato los muestra como lo que son: verdaderos estafadores de la voluntad ciudadana.




El ‘contrato social’ entre ciudadanía y gobernantes [1] a medida que pasan los días, incorporan las grietas del pasado que podrían solucionarse con una clara y oportuna decisión política gubernamental de por qué y para qué se toma ésta y no otras decisiones sobre determinado asunto público.


Desde junio de este año, la ciudadanía está recibiendo información técnica de un acontecimiento que no merece discusión.


Algo no está bien. Lo técnico es frio, estáticos y tiene corte temporal que se mejora a través de lo académico y la práctica. Las decisiones son calientes y dinámicas, con consecuencias directas e indirectas, planificadas y fortuitas[2]. Gobernar es básicamente tomar decisiones sobre los asuntos públicos que afecta a todos, por ello, las decisiones de un gobierno -ni más ni menos- son políticas.


Hoy el gobierno está creando una falsa dicotomía entre técnica y decisión; basada en medias verdades y datos manipulados. Ello genera un proceso interesante, pues al ocultar acontecimientos se comienza a valorizar corrientes de opiniones gubernamentales para establecer ‘relatos’ oficiales sobre los asuntos públicos. Estos relatos son exacerbados envolviendo a la propia gestión gubernamental dejándola inmóvil. El gobierno se encierra y para liberarse debe recurrir a un nuevo relato que soporte al anterior y lo suba un escalón más para cumplir el objetivo primario de instaurar un sistema libre de todo control ciudadano, el sistema de la democracia totalitaria [3].


La utilización de los relatos con verdades a medias y a medida, son acciones que están acompañadas por ‘amenazas oblicuas’ hacia la ciudadanía para continuar con el status quo de una representación ficticia. Esos relatos, tienden a reavivar las dicotomías básicas del cuerpo social: libertad/autoritarismo, rico/pobre, emprendedor/obrero, derechas/izquierdas, etc. donde aquel que no comparte el relato automáticamente es el enemigo del sistema al que hay que combatir.


El conglomerado político persigue una nueva hoja ciudadana en blanco, destruyendo lo anterior para construir un nuevo ser ciudadano, ya no con una verdad a medias sino con mentiras encadenadas para una única matriz: la verdad es dogma del conglomerado que ejerce el poder del Estado.


Esa cadena de mentiras tergiversan los asuntos públicos y de ser necesarios los inventa para el control único del ciudadano. Asimismo, la mentira desplaza las responsabilidades del conglomerado político oficial. Los relatos de la mentira refuerzan el concepto de que los males de la ciudadanía es pura y exclusivamente responsabilidad de la oposición (inexistente o funcional al poder).


Entonces, frente a los poderes (ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y de uso de la fuerza pública) concentrando en una sola cabeza, que amenaza -simbólica y físicamente-, el ciudadano sale de sus hogares y toma las calles. Al dejar el hogar, el ciudadano se refleja con otros de su misma cualidad, se auto-visibiliza y comienza aunar sentimientos, ideas y esfuerzos cívicos. Entiende en las calles que no es iluso pero que ha pecado por exceso de confianza. Sin embargo, ese romanticismo cívico tiene límites y cuando siente en sus entrañas que sus derechos como ciudadano son vulnerados, las consecuencias son aún más violentas de lo que creen los actores políticos.


Así las calles se transformaron en campo de batallas de datos, información, debates, decisión y acción. Las diferentes estrategias y tácticas que se consensuan en cada barrio, barricada, bloqueo… hacen una nueva configuración del tablero ¿Y todo por qué?. Porque entienden que los asuntos públicos deben estar de cara y cruz frente a ellos, y todo vuelve al concepto inicial: los asuntos públicos es competencia de todos y a la vista de todos.


Esa batalla es sobre lo público es por ver las dos caras de la moneda (no quieren el diario partido a la mitad) y en este proceso hay un actor principal…

El ciudadano periodista que está en las diferentes trincheras de la rebelión.

Ese ciudadano periodista que comprendió que la democracia no sólo es elegir a quienes ejercerán el poder por un tiempo determinado, sino que vislumbró el valor e importancia de la información en los procesos de construcción de ciudadanía activa y sus consecuencias en los asuntos públicos.


Ese despertar es el despertar del ser libre para decidir y hacer. Una vez que el ser-ciudadano se convence de su condición de libre, demanda información clara y oportuna. Comprende que él puede cambiar las reglas, cuestionarla o mejorarlas.


Ese despertar fusiona dos componentes primarios de todo sistema democrático: la ciudadanía y el periodismo. Los valores de uno y otro se fusionan, se complementan y nace el ser ciudadano periodista. Sujeto libre de pensamiento y de acción que enfrenta al poder (a los conglomerados políticos) manifestando que la ciudadanía no es propiedad de los conglomerados que ejerce el temporalmente el poder desde los órganos del Estado, sino que son seres que deciden sobre los asuntos públicos, porque lo público es a la vista de todos.


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Por Victor Hugo Olivares.

Profesor. Comunicador Social. Egresado de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata -UNLP (Argentina). Desempeñó diversas actividades y cargos relacionados con la comunicación corporativa para empresas privadas, entes gubernamentales y ONG's. Actualmente, reside en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) realizando asesoramiento en comunicación interpersonal y corporativa, como así también el dictado de talleres personales de comunicación política. Contacto: victor_hugo_olivares@hotmail.com


Notas:

[1] El sistema democrático establece la fecha de caducidad del contrato de gobierno. Cada cierto periodo de tiempo se produce elecciones que garantiza la alternancia en los diferentes poderes del país. En esos momentos de contienda eleccionaria, también se confirman, reajustan o anulan las propuestas de administración de los asuntos públicos.

[2] Solo para ejemplificar que todo pasa por una decisión política cuando se trata de dirigir los destinos de un país: “Instalaron una casa de seguridad y observaban el complejo desde el cielo mediante un dron para establecer el “patrón de vida” en el edificio. A pesar estos esfuerzos, no pudieron asegurarse por completo de que se tratara del escondite de Bin Laden, pero el presidente Barack Obama autorizó el 29 de abril de 2011 el asalto al complejo. Los Navy Seal comenzaron un entrenamiento intenso para la operación, que se llevaría a cabo tres días después, que incluyó prácticas en una réplica de tamaño natural del recinto”. El presidente toma una decisión (la cual es política sobre un asunto público) en base a determinada información técnica (en este caso, dicha información tenía márgenes de factibilidad negativa, en cuanto al éxito de la misión) que, amalgamada a otras informaciones técnicas y de decisiones políticas pasadas, hicieron un cúmulo de datos e información, que permitió una determinada acción. FUENTE: https://www.rtve.es/noticias/20210502/diez-anos-muerte-bin-laden-claves-operacion-lider-qaeda/2088173.shtml

[3]La democracia es aquel sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo (en el ciudadano) que la ejerce de forma directa o mediante representantes. Sin embargo, los conglomerados políticos una vez que ejerce los destinos del Estado mediante el ejercicio de la representación, comienza a desarrollar un sistema de ‘representación y de poderes’ concentrados en un partido único y con ello tener el control coercitivo de las relaciones sociales bajo una misma mirada ideológica oficial y abarcadora. En función de ello crean la democracia totalitaria, pues, todo es llevado al tamiz de la representación democrática, pero sin libertad de acción para el cambio. Es decir, todo se vota, pero no se elige. Todo es para los representantes del partido único. Todo es pantalla. Todo es ficticio.Todo es “1984”.

 
 
 

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