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La risa… ¿la risa?

  • Foto del escritor: Victor
    Victor
  • 21 ago 2021
  • 2 Min. de lectura

Allí está el gran dilema. El hombre político tozudamente insiste en tener una sonrisa y justamente en ese ‘insistir’ es cuando comete el error mortal de congelar la sonrisa en su cara y pasa al ´falso sonriente´



La risa es importante en la vida personal y social de las personas. Reír representa un estado de ánimo de satisfacción y conformidad consigo mismo y con los otros.


El político conoce esta particularidad y su impronta que causa en la masa electoral. La sonrisa es clave, ya sea por presencia o ausencia, para generar confianza.


El electorado conoce las sonrisas auténticas. La risa natural la experimenta porque ella está presente en sus relaciones cotidianas con plenitud, naturalidad y autenticidad. Sin embargo, el electorado cuando ‘ve sonreír’ al político no lo visualiza desde las relaciones cotidianas. Concibe al político cómo a aquél en quién se le pueda depositar una cuota de confianza para resolver los problemas del día a día (economía doméstica, salud, educación, seguridad…).


Allí está el gran dilema. El hombre político tozudamente insiste en tener una sonrisa y justamente en ese ‘insistir’ es cuando comete el error mortal de congelar la sonrisa en su cara y pasa al ´falso sonriente´. La consecuencia, un electorado que, en su mayoría, ve signos de apariencia, hostilidad, mentira y simulación en el candidato.


Esa insistencia es producto de la creencia de que la sonrisa es “ese qué sé yo, esa mueca para manifestar una alegría”. Nada más lejos de la realidad. La sonrisa natural no solo es boca (o mueca), sino que se expresa fundamentalmente en los ojos con dos características particulares. Una de ellas, es que los ojos cobran un brillo intenso (porque se humedecen más de lo normal, hasta en algunas ocasiones llegan a desprender algunas lágrimas), y la otra, son el conjunto de arrugas pequeñas (ligeros pliegues) que parten en el punto de unión en los laterales externos, que acompañan a los ojos entrecerrados, algo tan característicos de la risa. A todo ello, en la risa espontánea, se ponen a trabajar otros gestos corporales espontáneos, como por ejemple inclinarse levemente hacia delante, volcar suavemente la cabeza hacia atrás, o llevarse las manos a la cara, sonrojarse al extremo… es decir que la sonrisa natural (no fingida) pone a trabajar reflejos involuntarios que comunican. Todas estas características son naturales de la sonrisa franca y plena.


Entonces, ¿qué hacer?. Primero es comprender que no se puede imitar una sonrisa franca. Si el hombre político está feliz no debe ocultarlo, dejar que fluya la risa y que dure lo que tenga que durar. Pero, jamás querer extenderla porque entra en el terreno del forcejeo entre lo natural y lo fingido que es contraproducente. Segundo, si la sonrisa no aparece en esos momentos que pretendemos (la risa acompaña momentos que están condicionados por determinados acontecimientos), no hay que preocuparse, se debe mantener y reforzar otros conceptos que hace a la comunicación política como los conceptos breves, claros y sencillos; practicar la cortesía y respeto; interactuar con la mirado con los interlocutores, y por sobre todo, mantener un distanciamiento cercano con los otros… y las situaciones (los momentos condicionados por determinados acontecimientos) aparecerán y provocar una risa natural que durará lo que tenga que durar.

 
 
 

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Victor Olivares Creado con Wix.com

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