Microcontenidos con alma: lo que la IA aún no puede comunicar
- Victor
- hace 4 días
- 4 Min. de lectura

“Tú eres quien comunica tu gestación, tu vida y tu muerte; el algoritmo solo lo reproduce.”
1
La pausa ya no cotiza. Ese momento donde uno está para sí, para los suyos, para sus amigos… está siendo reemplazado por momentos veloces hacia otro momento veloz. Hoy todo parece ocurrir en segundos. En segundos se habla, se informa, se opina, se reacciona y se sentencia… con una superficialidad sorprendente: si está en pantalla, está bien.
Los indicadores del mundo se mueven con la velocidad de un “scroll” y, entre tanto vértigo, hay algo que no se puede subir ni bajar al ritmo del pulgar en la pantalla del móvil, la tableta o el mouse de tu PC: la identidad.
El tiempo digital nos empuja a ser breves, pero la brevedad no siempre deja huella. Porque el mensaje puede durar diez segundos, sí, pero lo que verdaderamente marca no es la duración, sino la verdad que transmite.
Ahí está el dilema comunicacional de este tiempo: ¿cómo ser auténtico en una era donde la autenticidad parece programada por la lógica del vértigo en segundos?:
La rapidez no garantiza presencia; la identidad no se mide en segundos.
2
La irrupción de las redes sociales y la inteligencia artificial vinieron con una promesa que, hasta el momento, están cumpliendo a cabalidad: ser visible o, mejor dicho, tener visibilidad. Estos soportes (medios) exponen muy claramente la idea de “ser vistos”, pero se debe comprender que ello no es sinónimo de “estar en el mañana”. Los algoritmos moldean el “ser visto” y, en la mayoría de los casos, se corre el riesgo de perder aquello que nos distingue: la voz propia.
Cuando la voz propia pasa a ser de todos en la red, los “alcances” tapan al “reconocimiento”, los “seguidores” no forman “comunidad”, los “likes” no generan “confianza”; simplemente son parte de un todo que el algoritmo reditúa para sí, con el agravante que las marcas personales son solo reflejos… de su propio algoritmo:
Si comunicas desde la imagen, te diluyes en la pantalla, pues se crea el espejismo del algoritmo. Si comunicas desde tu identidad, permaneces.
3
Una marca personal no se fabrica en serie por el algoritmo; se construye mediante la planificación, la gestión y una retroalimentación de valor, y todo ello se manifiesta bajo la coherencia comunicacional.
En las redes, los algoritmos están pensados como satisfacción del aquí y ahora, bajo apariencias innovadoras de superación narrativa. Sin embargo, una marca personal con coherencia comunicacional no se trata de aparentar, sino de sostenerse en el tiempo mediante una narrativa que tenga raíz en los principios y valores que sostienen a la marca: la identidad.
Donde ella hace sentir al otro su presencia, despertando la confianza —directriz fundamental— para la construcción de relaciones duraderas.
La coherencia se percibe cuando hay hilo entre lo que se dice, lo que se hace y lo que se es. Por eso, antes de publicar, conviene hacerse una pregunta simple pero decisiva: ¿esto me representa?:
La identidad no se improvisa; se ejerce para dejar la huella con valor indeleble.
4
Los videos cortos llegaron para quedarse, es una realidad. Negarlo sería negar las tendencias. Reels, Shorts, TikToks… son el idioma de esta época. Sin embargo, lo que hay que comprender es que el problema no es el formato, sino lo que hacemos con él.
Un video de 15 segundos puede ser un golpe certero si tiene sentido, si está habitado por una idea. El desafío no es “vender rápido”, sino decir algo que dure más que el tiempo de pantalla.
Las herramientas cambian, sí, pero los principios siguen siendo los mismos: comunicar es provocar pensamiento, emoción y acción.
No temas al formato; teme perder el sentido de que en comunicación la “reproducción” es en la mente del otro: esa idea, emoción o pensamiento que le provoca acción.
5
Hoy la inteligencia artificial escribe, diseña, habla y hasta emociona por nosotros. Otra tendencia que viene fuerte en este siglo. ¡La IA es una aliada poderosa, pero también puede convertirse en impostora si le entregamos la palabra sin criterio!
En el delegar de la voz se está delegando parte de la propia historia, y justamente ahí está la zona gris: ninguna IA puede replicar nuestra propia historia. La voz tiene componentes de vida, de valores, de sentimientos, de frustraciones, de alegrías… resumido en gestación, vida y muerte.
La IA carece de memoria emocional, de contradicciones, de cicatrices… carece de todo lo que la hace humana.
Podrá imitar tu tono, pero no tu esencia. Podrá estructurar un mensaje, pero no sabrá qué te quema por dentro cuando lo decís:
La IA puede reproducir tu estilo, pero nunca tu alma.
6
Hoy vivimos dentro de un mundo donde la transparencia está cada vez más “filtrada”, y esa es la revolución de los medios actuales: los filtros.
La imagen mediada por los filtros pasó a ser popular y la coherencia se volvió rareza. En estos tiempos, el acto de comunicar debe rescatar el alma del ser humano, la esencia del ser, que da autenticidad al acto comunicativo y, a su vez, lo auténtico permite mantener en el tiempo la idea, el sentimiento y la acción. Eso es lo que provoca los martillazos en la mente de los otros, y con ello cambia el “ser visible” por el “ser recordable”.
De esta manera, el “ser recordable” pasa a ser genuino porque mantiene su autenticidad, y ello se transforma en perdurable y resistente:
La identidad no se fabrica: se vive, se comunica y se defiende.
Si la comunicación es la herramienta, la identidad es el cimiento.
Sin cimiento, todo lo demás se desmorona.
Y cuando eso ocurre, ningún algoritmo puede sostenerte.
Por Victor Olivares
Comentarios