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¿Temer a los resultados?. ¿Yo... por qué?

  • Foto del escritor: Victor
    Victor
  • 27 jul 2022
  • 4 Min. de lectura

"...son forzados a dejar la zona de relatos para entrar de lleno al terreno de los datos. Así dadas las cosas, donde los censos son panorámicas al estilo teléfono inteligente (recoge imagen moviendo el lente del Punto A al Punto B), hoy tienen el temor que dicha panorámica devuelva imágenes disonantes a sus intereses relatados…”


“…la realización de los censos de población está relacionada, de una u otra manera, a la implementación de políticas fiscales (captar y distribuir recursos)…”, así lo expresa Luis F. Pereira Stambuk, cuando éste hace una análisis de los censos en Bolivia que hasta el año 1950 tenía un corte netamente tributario, y agrega: “…en nuestra región hoy en día los censos están destinados no al cobro de impuestos, sino más bien a la distribución de recursos públicos en función al peso poblacional y/o indicadores de pobreza…”, y en consecuencia “…los censos están íntimamente relacionados a la planificación, monitoreo y evaluación de políticas públicas de desarrollo, de los planes nacionales, departamentales y municipales de desarrollo y planes operativos anuales. Sin información estadísticas adecuadamente obtenidas, no es posible planificar, fijar metas, evaluar o medir los impactos…”.


Ahora bien, un censo tiene varios objetivos y uno de ellos es el crecimiento económico del país que depende, “…fundamentalmente de la inversión, del capital humano, es decir, de los recursos humanos con educación y salud y, finalmente, pero no por ello menos importante, de la tecnología. Pero, además, la política económica debe considerar la forma de participación de los sectores vulnerables de la sociedad en los beneficios del crecimiento económico que por razones de edad o de discapacidad no participan del mercado laboral o de aquellos que por motivos ajenos a su voluntad se encuentran desempleados.

Por lo tanto, si lo que se busca prioritariamente es reducir la pobreza y construir una sociedad más equitativa desde el punto de vista de la riqueza personal es importante definir cómo se mide la pobreza y, con ese fin, recolectar la información que permita su medición de forma periódica y objetiva para determinar si la política económica del país está en la dirección correcta o si requiere de ajustes que demandarán de acuerdos y consensos que se filtrarán, precisamente, a través de la información objetiva que proporcione el censo a los actores sociales y políticos”. (1).



Existen dos modalidades básicas de medición, una de ella está relacionada con el gasto de consumo que establece un ingreso “cero” y sí se está por debajo de ese valor entra en la categoría de pobreza y sus subcategorías por no llegar al mínimo requerido. En tanto la otra es compleja, pues se requieren mayores variables de análisis de la NBI (Necesidades Básicas Insatisfecha) de una sociedad. Estos indicadores se relacionan con el acceso a la vivienda y sus características y tipos; acceso a salud y su calidad; acceso a la educación primaria, secundaria y superior con todas sus variantes; acceso a la tecnología y las TIC’s; acceso a los servicios urbanos y sanitarios; tipo de capacidad económica y crediticia; acceso a red potable de agua, eléctrica, gas, etc., donde el cruce de ellos establece la categorización y en función de ello definir los grados de NBI (riquezas y pobrezas).


Ahora bien, si los censos son una herramienta y de acuerdo al INE esto “permite ajustar y/o definir, implementar y evaluar planes, programas, políticas públicas y estrategias de desarrollo humano sostenible, económico y social en el ámbito nacional, departamental, sectorial, municipal y comunitario. Por otra parte, proporcionará información para el diseño de un marco muestral para futuras investigaciones por muestreo” (2).

Entonces, sí estos estudios muestran los resultados por corte temporal [cada 10 años] y permite establecer parámetros comparativos (avances, retrocesos o cambios de rumbos) con los cortes anteriores, y a su vez, es punto de partida para planificar el futuro inmediato, los actuales gobernantes son forzados a dejar la zona de relatos para entrar de lleno al terreno de los datos.


Así dadas las cosas, donde los censos son panorámicas al estilo teléfono inteligente (recoge imagen moviendo el lente del Punto A al Punto B), hoy tienen el temor que dicha panorámica devuelva imágenes disonantes a sus intereses relatados…:

El temor uno, radica en que su relato de proceso de cambio [que están siendo ejecutados desde el 2006 a la fecha] tendrá evaluación plena y en especial en el acceso de los sectores vulnerables de la sociedad a los beneficios del crecimiento económico. Ese recelo es comprensible, pues los actuales gobernantes son los que estuvieron ocupando los lugares estratégicos de tomas de decisiones durante 15 años (equivalente a 1 periodo y medio de análisis de censo).


El temor dos está dados en el conteo estrictamente de población por departamento, provincia, municipio, cantón, región/zona. Los resultados que podrían darse (de acuerdo a proyecciones actuales) daría por tierra el relato oficial de la actual conformación política (rural – campesina -intercultural vs ciudades centrales) y su implicancia con la redistribución de tan mentada “coparticipación” “regalía”, “tesoros” o “pacto fiscal”, conjuntamente con los representantes legislativos, esto último, tan importante para dar sustento legal mediante la sanción de leyes acordes a las necesidades ejecutivas de gestión y planificación.


Y, por último, el temor tres está en que el censo desautorice el relato único que desde 2006 se viene escuchando de lo “indigenista - campesino” de la población boliviana, reflejando una población cruzada en creencias, culturas, colores, sistemas, orígenes y percepciones, porque bien lo dice Camacho Balderrama citando a García Linera de que en “…Bolivia existen múltiples movimientos indígenas o campesinos, por las múltiples diferencias existentes entre ellos, como es la procedencia histórica de los mismos, su ubicación geográfica, sus distinciones lingüísticas, sus construcciones discursivas, etc. Por lo tanto, el que no se pueda hablar de un solo movimiento indígena campesino es una imposición de la realidad boliviana, caracterizada por la complejidad de sus estructuras y la diversidad de fuerzas que actúan en ellas…” (3), quedando reflejado que ellos no son el todo, sino las partes de un todo llamado bolivianidad.


Artículo en PDF para bajar:

Referencias:

(1) Diálogo El censo en Bolivia, una herramienta para el desarrollo. Hubert Mazurek. Fecha de recepción: octubre de 2012 T’inkazos, número 32, 2012, pp. 9-31, ISSN 1990-7451 Fecha de aprobación: octubre de 2012 Versión final: noviembre de 2012.

(3) El movimiento campesino boliviano: Entre la resistencia y la adaptación. Natalia Camacho Balderrama.

FUENTES WEB CONSULTADAS:

 
 
 

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