¿Y… EL AVE FÉNIX? [Las cenizas están]
- Victor
- 20 abr 2023
- 5 Min. de lectura
Las cenizas están…
¿Y… EL AVE FÉNIX?
“hoy el ciudadano que participa de dichos movimientos sociales ha perdido la capacidad de discernir entre las diferentes opciones ideológicas y cae en la trampa de la polarización y la confrontación, abandonando su compromiso subversivo”
Es evidente que la política del país ha pasado por una serie de cambios significativos en los últimos años, lo que ha llevado a una creciente polarización y un aumento en la desconfianza hacia las instituciones, pues los asuntos públicos ya no son públicos, sino son dogmas de corporaciones partidarias con una retórica trans-media y trans-social.

En este sentido, las expresiones sociales (como manifestación de propuestas de políticas públicas) están arropados con la moda progresistas [1] pero sin capacidad de reacción, ya que su condición de subvertir está adormecida por las promesas de la corporación partidaria. Cambiar todo para no cambiar nada (el famoso giro de 360 grados).
La moda progresista, produce a ciudadanos progre y la corporación los vuelve idiotas útiles [2] del sistema por su condición de somnoliente hipodérmico. Si bien es cierto que ser un idiota útil puede sonar despectivo, no le saca la cuota de realidad, pues hoy el ciudadano ha perdido la capacidad de discernir entre las diferentes opciones ideológicas y cae en la trampa de la polarización y la confrontación, abandonando su compromiso subversivo [3], conformándose con conocer sin discernir los discursos maniqueos y simplista que no contribuye al desarrollo democrático del país.
La polarización es una fórmula irrefutable. Ésta produce y reproduce las directrices de la corporación partidaria, mediante dos actores centrales. En un lado está el gobierno (con su partido oficial y organizaciones/colectivos sociales cooptados) que mantiene una postura confrontacional hacia la oposición. En el otro está la oposición, que se presenta sin pena ni gloria, en el rol que la corporación le asigna de acuerdo a la coyuntura del momento: la oposición pasa -como por arte de magia- de conservadora a liberadora y viceversa. Es decir, la oposición alimenta esta polarización mediante una estrategia también de confrontación permanente con el gobierno, utilizando un discurso hostil y contradictorio al oficial.
En ese escenario se mueve el ser ciudadano, quien entra y sale, aprueba o desaprueba las acciones de los opositores y oficialistas, pero no desde la arena de hombre político, sino participando en los oscilantes derroteros de los colectivos progres que llevan, explícita o implícitamente, dogmas[4] reivindicatorios desde el calor de la coyuntura. El ciudadano, entonces, se convierte en péndulo (va de oficialismo a oposición y viceversa sin compromiso). Ese balanceo adormece y reduce la capacidad de reacción, reduce a su más mínima expresión al subversivo que lleva en su interior.
En ese estado somnoliento, paulatinamente se va carcomiendo la confianza que tiene en las instituciones, en los valores y principios democráticos y junto a ello, pierde el sentido de la cosa pública -asuntos públicos- por estar en la trampa de la polarización que le deja como espacio de expresión a los colectivos progres, abandonando todo compromiso con la justicia, la libertad, la igualdad y el bienestar social. Se adormecen por un discurso maniqueo y simplista del blanco/negro y negro/blanco.
Así el ciudadano sólo sueña con el dogma y rechaza todo lo que no se ajuste a su visión del sueño, sin importarle si esto contribuye o no a la construcción de algo justo y democrático. El sueño es el dogma y el dogma es el sueño y todo es alcanzable dentro, por fuera nada es válido. Así, se genera un clima de indiferencia que afecta a todo y todos lo que están a su alrededor, especialmente a los más vulnerables que ya se siente excluidos de todo y de todos.
Ante esta situación, más temprano que tarde, el ciudadano debe dejar el romanticismo de los vaivenes progre y retomar los valores fundantes que hicieron posible el país, y desde allí trazar las soluciones que permitan avanzar en la reconstrucción de un país justo, soberano y democrático.
¡Las cenizas están!. ¿Y… habrá Ave Fénix?, esa ave que lleva en sí misma la idea motivadora de la muerte y el renacimiento. Ese Ave Fénix que tiene el incentivo y la fuerza del renacer después de la destrucción (somnolencia hipodérmica).
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NOTAS:
[1] Entiendo el término "progresista" como una postura política que busca promover cambios sociales y políticos para lograr una sociedad más justa y equitativa. Los movimientos progresistas buscan avanzar hacia una sociedad más inclusiva, igualitaria y democrática, y a menudo se enfocan en temas como la igualdad de género, los derechos de las minorías y la justicia social.
Ser ‘progresistas’ sería abogar por políticas públicas que promuevan el bienestar de la sociedad en su conjunto. También, es una ‘postura’ crítica hacia las instituciones y estructuras existentes/jerarquías sociales.
En síntesis, ser ‘progre’ es ser un ser que pretende subvertir las estructuras sociales y políticas existentes que lleven a una sociedad equilibrada en oportunidades, jerarquías y beneficios.
[2]El concepto de "idiota útil" es utilizado por la corporación política para referirse a una persona o grupo de personas que, a pesar de no tener malas intenciones, promueve inadvertidamente los intereses de un poder establecido o una ideología dominante (corporación). Es decir, es alguien que, a través de su comportamiento o sus acciones, ayuda involuntariamente a perpetuar una situación de injusticia o desigualdad. Asimismo, la misma corporación cuando deja de tener la utilidad, también el idiota útil sirve para desacreditar y deslegitimar la participación de personas que están tratando de luchar contra la opresión y la injusticia. A las dos roles que se le dan a los idiotas útiles, hay una situación por demás interesantes, ellos son el chivo expiatorio, pues ellos asumen el papel de abogar por la corporación desreponsabilizando a los verdaderos detentores del poder y son los responsables de mantener el status quo.
[3]Para este trabajo se entiende el término subversivo como esa ‘idea que desafía, contradice o desestabiliza el status quo’ (el orden establecido o la autoridad dominante) sin llegar a la posición de acciones violentas / armadas. Esas ideas (subversión) pueden manifestarse de diversas formas, desde el arte y la cultura hasta la política y la sociedad en general. Entonces, estaríamos en la acción de "subvertir el orden mediante las ideas" innovadoras y creativas para desafiar las estructuras de poder existentes y cuestionar las normas y valores establecidos. Esto puede llevarse a cabo a través de la crítica, la sátira, la parodia, el humor, la ironía y otros medios que fomenten la reflexión y la conciencia crítica. De esta manera, las ideas puede ser una herramienta poderosa para desafiar la injusticia y la opresión en todas sus formas, desde la discriminación hasta las diferentes formas de explotación y opresión política. Sin embargo, es importante tener en cuenta que quien detenta el poder, estas ideas no siempre son bien recibida y puede conllevar riesgos y consecuencias negativas para aquellos que se atreven a desafiar las normas establecidas.
[4]Un dogma, podemos definirlo como “esa” creencia o conjunto de creencias consideradas como verdades absolutas dentro de un sistema ideológico, religioso o político, que no son aptas para ser cuestionadas y, que hoy son transmitida bajo una modalidad narrativa transmedia. Los dogmas, en este caso son utilizados para legitimar y justificar prácticas y estructuras sociales existentes para fomentar divisiones entre diferentes grupos y el enfrentamiento entre ellos. Sociólogos y antropólogos sociales han estudiado ampliamente los dogmas y su papel en la sociedad y han señalado para fomentar o justificar prácticas opresivas, discriminatorias e intolerantes, pero, lo más contundente aún, basar un movimiento colectivo en la rigidez de los dogmas, impiden el cambio (la subversión) social entrando -todo el conjunto social- en un adormecimiento.
*Por Victor Hugo Olivares. Profesor. Comunicador Social. Egresado de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata -UNLP (Argentina). Desempeñó diversas actividades y cargos relacionados con la comunicación corporativa para empresas privadas, entes gubernamentales y ONG's. Actualmente, reside en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) realizando asesoramiento en comunicación interpersonal y corporativa, como así también el dictado de talleres personales de comunicación política y oratoria.
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