La sobrecarga informativa ¿Cómo influye en la comunicación emprendedora en este segundo cuarto de siglo?
- Victor
- hace 5 días
- 3 Min. de lectura
A finales del siglo XX y principios del XXI, una generación entera creció conectada. Fue pionera en comunicarse a través de blogs, foros, redes sociales y plataformas digitales. Creó, compartió y participó con una velocidad inédita, haciendo de la inmediatez, la autenticidad y la interacción sus banderas comunicacionales.

Esa generación —que ayer fue juvenil y creativa— hoy es adulta. Muchos de sus integrantes son ahora emprendedores. Y en ese salto, cargan con una mochila comunicativa rica... pero también pesada.
De la revolución digital a la saturación emprendedora
Durante décadas, estos jóvenes desarrollaron una comunicación marcada por la rapidez, el multitasking [1] y el relato transnarrativo [2]. Aprendieron a contar historias en múltiples plataformas, de forma directa, cercana y creativa.
Pero al convertirse en emprendedores, comenzaron a aplicar esos mismos esquemas a la comunicación de sus marcas. ¿El resultado? Muchas veces, una sobrecarga informativa que termina jugando en contra.
Hoy, el principal desafío no es ya “llegar a todos”, sino lograr que el mensaje llegue claro, ordenado y relevante.
¿Cómo se manifiesta esta sobrecarga?
Los síntomas más frecuentes en la comunicación emprendedora actual incluyen:
Demasiados canales abiertos al mismo tiempo (redes, newsletters, grupos de WhatsApp, posteos, avisos).
Mensajes poco claros o con exceso de información técnica.
Falta de personalización, lo que hace que los públicos se desconecten.
Constantes cambios o actualizaciones, que generan confusión o pérdida de interés.
Información desorganizada, sin jerarquía ni sentido de prioridad.
¿Qué consecuencias tiene sobre tu marca?
Cuando hay más contenido del que el cliente puede procesar, la reacción es natural: se bloquea, se frustra o simplemente deja de prestar atención. Eso afecta directamente la salud de la marca:
Disminuye el compromiso con tus mensajes.
Aumenta la desconfianza (especialmente si hay contradicciones o ambigüedad).
Daña la reputación (porque “mucho ruido” no siempre es señal de valor).
Se complica la decisión de compra.
Se eleva el costo de marketing, porque necesitás más esfuerzos para lograr menos impacto.
Entonces, ¿qué hacer?
No se trata de dejar de comunicar, sino de comunicar mejor. Para eso, el emprendedor actual necesita hacer un cambio de mentalidad: dejar de pensar en volumen y empezar a pensar en valor comunicativo.
Estrategias para ordenar tu comunicación:
Simplificá los mensajes: usá un lenguaje claro, sin tecnicismos innecesarios.
Segmentá a tu audiencia: no todos necesitan o quieren lo mismo.
Priorizá lo esencial: destacá lo que el cliente necesita saber, no todo lo que vos querés decir.
Hacé tus contenidos más interactivos: encuestas, breves formularios, preguntas concretas.
Organizá la navegación: que encontrar la información no sea una búsqueda del tesoro.
Usá herramientas de gestión: como agendas de contenido, tableros visuales o apps de productividad.
Medí resultados: prestá atención a qué tipo de contenido funciona mejor.
Trabajá con otros perfiles: sumar visiones distintas (marketing, diseño, atención al cliente) ayuda a reducir redundancias.
Síntesis
La buena comunicación no se mide por cantidad, sino por claridad y coherencia.
En un mundo sobrecargado de datos y estímulos, las marcas que logren decir menos, pero decirlo mejor, serán las que conecten, conviertan y perduren.
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BONUS TRACK
¿Y vos?
Si te sentís parte de esa generación que creció creando contenido, pero hoy necesita organizar su mensaje para emprender mejor, no estás solo.
Con pequeños ajustes estratégicos, podés transformar tu comunicación en una ventaja competitiva y recuperar el control sobre tu marca sin perder tu estilo ni tu historia. Entonces, estás en condiciones de responder:
¿Si tu emprendimiento está en redes sociales, adaptás el mensaje según la plataforma?
¿Escuchaste o aplicaste la técnica del “buyer persona” para centrarte en la relevancia del contenido?
¿Hiciste un relevamiento de lo publicado para detectar los contenidos obsoletos, redundantes o contradictorios?
¿Tenés diseñado el recorrido ideal que tu público objetivo realiza desde que entra en contacto con tu marca hasta que se convierte en cliente (como una compra o suscripción), para trazar la matriz de contenidos basada en un Mensaje Clave Principal coherente?
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NOTAS:
[1] Multitasking: aunque se percibe como la realización de varias tareas a la vez, es en realidad la capacidad del humano de cambiar rápidamente el enfoque de atención entre diferentes actividades, permitiendo realizar varias tareas de forma ‘simultánea’.
[2] Transnarrativa: para profundizar este concepto, podés leer los siguientes artículos en mi blog:
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