Los tres pilares de Aristóteles es una buena historia
- Victor
- 27 ene 2023
- 4 Min. de lectura
Una buena historia es esa narración que hace soñar a los niños con héroes, príncipes y princesas; y a la vez despierta a los adultos de los sueños de héroes, príncipes y princesas… y viceversa.
Emocionar. Recrear. Cambiar. Mover…y muchas más acciones son las que provocan una buena historia, y las historias están adherida a la sociedad porque la constituyente [1] e instituye [2] al mismo tiempo.
Las historias estimulan pasiones e imaginaciones colectivas para crear sentido de pertenencia a la comunidad, donde la corporación es una integrante más y el trabajo de la DirCom es “humanizar a la organización”, darle voz que la diferencie dentro de todas las voces (darle una historia que se diferencia entre tantas historias). La DirCom está obligada a narrar una buena historia desde “los ellos”, dejando el “yoyoismo corporativo” [3].
Narrar una buena historia no debe asociarse a historias aisladas. Todo lo contrario, la estrategia comunicativa de la DirCom, es visualizar a la “narración” en temporadas, donde cada una de ellas tiene introducción, desarrollo y fin haciendo hincapié en sus valores, principios y negocios corporativos con objetivos en los grupos de interés para poner en común todo aquello que necesita para producir cambios en sus grupos de interés.
Para que una historia se convierte en atractiva debe tener por contenidos información, valores y principios, misterio y pasión que deben ir en aumento progresivo para lograr una tensión argumentativa del “mundo soñado o deseado”. Mundo donde las empatías [4] y las persuasiones [5] adquieren su esplendor, su poder.
En una buena historia, la empatía debe ser equilibrada. Ser empático no consiste en vivir encaminados hacia los deseos, necesidades e inquietudes de los otros, sino un equilibrio entre la atención del propio entorno con el entorno de los demás. La capacidad de la buena historia radicará en la medida que se visualice una voluntad de “entrelazarse” con otros y no con todos los otros, es decir la empatía no debe entenderse como una invitación acrítica a mostrarse bondadoso con la totalidad de los otros. [6]
Para narrar una buena historia, es conveniente llamar a Aristóteles con su obra Retórica en donde desarrolla el “arte de la persuasión”. Allí comprende que la persuasión está unida a la lógica, es decir basado en el conocimiento que se llega mediante el arte de debatir, refutar y argumentar entre personas que tienen diferentes opiniones sobre un tema. Esa persuasión está animada por el deseo de establecer la verdad, mediante argumentación sostenida en la razón. Esto marca la diferencia entre los sofistas, que comprende a la persuasión como una herramienta para la manipulación y el control.
Entonces, para comunicar se requiere de historias que despierten los sentimientos de los grupos de interés, y para ello, las directrices de la retórica de Aristóteles son buenas consejeras. Ellas son: Ethos, Pathos, Logos.

En los argumentos que están ligados a la sapiencia, honradez y honorabilidad de quien pone cuerpo a la buena historia; se está en presencia del “ETHOS”, donde aglutinan las aptitudes que estimulan la confianza, dejando de lado las vacilaciones.
El Ethos, primera directriz, es la capacidad que tiene la corporación de brindar sus argumentos de la historia en base a su reputación y credibilidad.
La segunda directriz es el “PATHOS”. Este está relacionado con las emociones y los sentimientos que son los elementos centrales para despertar la sensibilidad y adhesión a lo que se pone en común en la historia.
El Pathos tiene como principal característica la pasión, esa que mueve hasta lo impensables. Las pasiones que apelan a las emociones y los sentimientos.
Por último, está el “LOGOS” que corresponde a la razón. Lo razonable del mensaje clave principal de la narrativa debe tener base en la realidad (en evidencias lógicas y sólidas). Aquí, entra un factor importante: la creación de contenidos con base a argumentos que sustenten la voz (Ethos) de la historia.
El “Logos” es el “saber hacer” que hace referencia al conocimiento, el raciocinio, la habilidad y experiencia que se posee para ejercer determinada acción, producto y/o servicio. Si los argumentos destacan esta directriz, aumentará los elementos diferenciadores con los otros.
Por último, agradezco de que hayas leído esta entrada sobre la “historia” como una herramienta de comunicación corporativa. En breve se publicaré la “Parte 2”, que tendrá como eje los pasos a ejecutar para narrar la historia con sus respectivos ejemplos. Agradecido porque estés ahí. Nos vemos en el próximo artículo… @olivaresvictorh
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Por Victor Hugo Olivares. Profesor. Comunicador Social. Egresado de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata -UNLP (Argentina). Desempeñó diversas actividades y cargos relacionados con la comunicación corporativa para empresas privadas, entes gubernamentales y ONG's. Actualmente, reside en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) realizando asesoramiento en comunicación interpersonal y corporativa, como así también el dictado de talleres personales de comunicación política.
+59170077796 +59170488932
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Notas:
[1]Es aquel acontecimiento que compone, fija o forma parte de esa sociedad, como un engranaje más.
[2]El Instituyente es lo distinto, el cambio, supone variación crítica sobre lo establecido. Son fuerzas productoras de nuevas ideas y valores.
[4]Entendida como aquella parte que participa en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos (emociones) de otra persona desde una mirada crítica propositiva analizada, razonada, acerca de las acciones más viables para la toma decisiones y, por sobre todo, no se siente amedrentado por propuestas contrarias a sus valores y principios.
[5]Se comprende como persuasión como aquellos procesos de comunicación en el que una persona trata de convencer a otra, o cambiar su sentimiento (emociones), sobre algo desde argumentos racionales sin el ánimo del engaño o manipulación.
[6]Revista de Filosofía. Universidad del Zulia; Facultad de Humanidades y Educación. Centro de Estudios Filosóficos “Adolfo García Díaz”. N° 97. Abril.2021
Fuentes digitales:
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